SI NO FUNCIONA, CAMBIA
EMPIEZA AHORA

Trabajamos des de un modelo integrador, lo que quiere decir que utilizamos técnicas terapéuticas eficaces de diversas corrientes de la psicología, con el fin de adecuarnos a la persona que tenemos delante, y mejorar su estado emocional y psíquico con el menor número de sesiones posibles. Partimos de la premisa de que la persona que acude a consulta, tiene las habilidades y recursos, la experiencia y el conocimiento de sí mismo necesarios para salir adelante. El psicoterapeuta acompaña el cambio al ritmo de cada persona y en función de su estilo.

Los modelos con los que trabajamos son la Terapia sistémica breve (TSB) y la Terapia cognitiva-conductual (TCC). Tanto una como la otra provocan el cambio de la visión de la persona y resuelven el problema focalizándose en el momento actual. Aunque los dos procesos son diferentes, pueden ser complementarios en una terapia.

De la Terapia Sistémica Breve

La TSB es un modelo de intervención terapéutico constructivista que se centra en el contexto interpersonal de los problemas y sus soluciones. Integra los procedimientos de intervención de la Terapia Centrada en las Soluciones desarrollada por Steve de Shazia y su equipo a Milwaukee con los que proceden de la Terapia Estratégica Centrada en los Problemas creada al MRI de Palo Alto por terapeutas como John Weakland y Dick Fisch.

Aunque la TSB reconoce el problema actual y las causas que lo generaron en el pasado, la terapia explora los recursos actuales de la persona y su futuro deseado. No busca el por qué del problema porque no podemos intervenir en el pasado, y conocer la causa no significa necesariamente encontrar o saber aplicar la solución. De modo que, para nosotros el pasado será útil para un lado para conocer lo que la persona ha hecho para intentar solucionar su problema y no ha funcionado y por el otro para conocer aquellas situaciones que son la excepción, donde el problema no está presente o no con tanta intensidad.

El objetivo de la TSB es romper el círculo vicioso que se establece entre los intentos de solucionar el problema y su persistencia, por medio de acciones y experiencias concretas que modificarán su vivencia y la manera de percibir la realidad. Es decir, persigue experimentar para cambiar, que realmente es la forma más natural de aprender.

Durante el tiempo que dura la intervención, sugerimos una serie de tareas que evocarán nuevas experiencias emocionales que acabarán por corregir la situación problemática y ofrecerán nuevas perspectivas a la persona.

El modelo contempla que la intervención es breve, entendiendo que en la mayor parte de los casos, los cambios en la persona llegan con pocas sesiones. Hay que tener en cuenta, que cada caso es individual y peculiar, y en algunos casos se pueden emplear técnicas de otras corrientes psicológicas que pueden dilatar un poco más el tiempo de intervención.

De la Terapia Cognitiva-Conductual

La TCC incide en la esfera cognitiva y la conductual: los pensamientos, los sentimientos, las sensaciones físicas y el comportamiento. Estudiamos si estos son realistas o perjudiciales, como se afectan entre sí y cómo afectan a la persona. Atendemos a las formas disfuncionales de pensar y las emociones derivadas de éstas, los factores desencadenantes, los esquemas cognitivos subyacentes y patrones de conducta desadaptativos, para poder determinar cómo cambiarlos.

La ansiedad, el miedo, la tristeza, el enojo, etc., son emociones que tienen su razón de ser y es sano sentirlas siempre y cuando no se conviertan en un obstáculo para poder llevar una vida de la que sentirse satisfecho. Estas emociones desagradables, deben estar limitadas tanto en su intensidad como duración, aquellos momentos en que resulte razonable y comprensible experimentarlas.

Algunas maneras de pensar son las culpables de que experimentamos emociones amargas, debido a ciertos procesos y contenidos mentales disfuncionales. Entenderlo nos permite emprender las acciones correctivas oportunas para restablecer una interpretación más saludable y proporcionada.

La premisa de la TCC es que, tanto nuestros pensamientos como nuestros comportamientos tienen un efecto sobre nosotros mismos y también sobre los otros. Probar nuevas formas de pensar puede mostrar formas más útiles y productivas de ver las cosas. Llevar los pensamientos a la práctica es lo que acaba haciendo llegar el verdadero cambio de conducta.